La representación del Ministerio Público, a cargo del agente fiscal de Filadelfia, Lucrecio Cabrera Velázquez, logró demostrar en el juicio oral y público que el condenado utilizó su posición de padre y la asimetría de poder en el hogar para perpetrar tocamientos y manipular a la menor mediante chantaje emocional.
La condena se basó en la solidez de la evidencia presentada por la Fiscalía. Entre los elementos probatorios claves se incluyeron:
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El relato de la víctima en la Cámara Gesell.
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Informes psicológicos que acreditaron el grave daño psíquico sufrido por la adolescente.
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La inspección forense que corroboró anomalías físicas.
Los jueces Fernando Ortiz, Myrian Núñez y Sirley Romero, integrantes del Tribunal, valoraron las pruebas y confirmaron que los tocamientos se produjeron en más de una ocasión, configurando un concurso ideal de infracciones.
Tras la lectura del fallo, se ordenó la revocación de las medidas alternativas y la inmediata prisión preventiva del condenado, quien fue remitido a la Penitenciaría Regional de Concepción para el cumplimiento de su pena.














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