El legislador manifestó que la Contraloría hizo un trabajo meticuloso, con datos precisos, tiempos y fundamentos técnicos claros. El problema es que el informe confirma una triste realidad de punta a punta”, señaló. Para él “pecado original” del acueducto fallido fue la planificación. Pretender ejecutar una obra de semejante envergadura en apenas un año, en una de las regiones más complejas del país desde el punto de vista climático, geográfico y logístico, fue —según sus palabras— “una barbaridad”.
“Solo alguien que no conoce el Chaco podía haber propuesto algo así”, afirmó Penner, subrayando que desde el inicio se ignoraron las condiciones del terreno, las lluvias, los accesos y la fragilidad del suelo. El resultado fue una obra que acumuló retrasos, sobrecostos y modificaciones, hasta quedar prácticamente inutilizable.
LOS RESPONSABLES DEBEN DEVOLVER EL DINERO
Consultado sobre la calificación del acueducto como un “monumento a la impunidad”, Penner fue tajante. Confirmó que desde el Senado están solicitando oficialmente toda la documentación a la Contraloría para avanzar en acciones concretas. “Como paraguayo me siento apenado, y como senador vamos a mover todos los hilos que estén a nuestro alcance para que los responsables devuelvan el dinero”, sostuvo.
A su criterio, la obra ya no tiene reparación posible. Sin embargo, eso no exime de responsabilidades a quienes la diseñaron, adjudicaron, ejecutaron y fiscalizaron. “Esto amerita un castigo ejemplar. Si se gastó mal el dinero público, alguien tiene que responder. El Ministerio Público y el Poder Judicial deben actuar. Es de terror, es como para llorar”, afirmó.
FALLAS CONOCIDAS HACE AÑOS, CONTROLES AUSENTES
Penner también cuestionó duramente la inacción institucional frente a evidencias de fallas técnicas que se conocían desde hace años. Para el senador, la responsabilidad recae principalmente en el Poder Ejecutivo, aunque admitió que sin denuncias formales muchas veces el sistema judicial tampoco actúa. “Hubo sospechas de corrupción como mínimo. Y, aun así, nadie frenó esto a tiempo. No hubo patriotismo ni responsabilidad en los distintos estamentos del Estado”, lamentó.
NO INVERTIR UN SOLO GUARANÍ MÁS EN LA OBRA FALLIDA
En cuanto al futuro del acueducto actual, la postura del legislador es clara: no debe invertirse (en realidad despilfarrarse) un solo guaraní más. “Esta obra fracasó. Hay que abandonarla”, sentenció. A lo sumo, podrían rescatarse algunas infraestructuras puntuales —como estaciones de bombeo, tanques o reservorios— siempre que sean técnicamente viables.
Pero el eje del debate, remarcó, no pasa hoy por intentar salvar lo insalvable, sino por garantizar agua segura y permanente para el Chaco. “El agua sigue faltando. Necesitamos un grifo permanente, confiable, suficiente para todos los usos. Eso es lo urgente”, afirmó.
UN NUEVO PROYECTO, CON REGLAS CLARAS Y SIN REPETIR ERRORES
Penner se mostró partidario de encarar un nuevo acueducto, incluso con participación del sector privado, siempre bajo un esquema transparente y con fuerte control estatal. “Si el privado pone dinero, también va a cuidar el proceso: el diseño, la ejecución y la fiscalización”, explicó.
No obstante, advirtió que el Estado debe garantizar el acceso al agua para las comunidades indígenas y los pequeños productores, regulando precios y asegurando que el negocio no beneficie a unos pocos. “Es perfectamente combinable, pero primero hay que mirar hacia un proyecto nuevo y dejar atrás este acueducto, sin olvidar quiénes son los responsables de su fracaso”, enfatizó.
EL CHACO YA HIZO SU PARTE
Finalmente, el senador destacó el rol de las cooperativas chaqueñas, que —ante la inacción estatal— avanzaron con estudios, diseños y propuestas financiadas por los propios usuarios. “El sector privado del Chaco ya se adelantó. Hay estudios, hay diseños, hay inversión local. Ahora corresponde sentarse todos en una mesa: gobierno, sector privado y usuarios”, sostuvo.
Para Penner, el informe de la Contraloría llegó tarde, demasiado tarde. Pero, aun así, representa una oportunidad: la de romper el ciclo de impunidad y construir una solución real para el Chaco, esta vez con planificación, control y responsabilidades claras.
