“Que los frutos de este trabajo contribuyan a la dignidad humana”, refirió Werner Franz en la inauguración de la Planta Aceitera en el Chaco

En un discurso cargado de emotividad, Werner Franz recordó a sus padres, pioneros del Chaco, y destacó los valores de fe, integridad y compromiso como fundamentos del nuevo proyecto agroindustrial. Su mensaje combinó memoria histórica, principios bíblicos y un llamado a preservar la dignidad humana en medio del progreso.

“Que los frutos de este trabajo contribuyan a la dignidad humana”, refirió Werner Franz en la inauguración de la Planta Aceitera en el Chaco

Durante la inauguración de la primera planta aceitera de soja en el Chaco, Werner Franz ofreció un discurso que trascendió lo económico y lo técnico. Con un tono personal y reflexivo, evocó la figura de su padre, un agricultor y predicador que contribuyó a la construcción de instituciones comunitarias, y de su madre, quien a sus 91 años sigue transmitiendo un espíritu de fe, oración y prudencia.

Franz enmarcó el emprendimiento dentro de la historia de los pioneros que llegaron al Paraguay con la misión de “construir casas, plantar huertos y buscar la paz de la ciudad”, citando al profeta Jeremías como guía de vida. También aludió al mensaje de Miqueas, que llama a practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente ante Dios, valores que, según expresó, deben seguir inspirando el accionar de Pioneros del Chaco.

En ese sentido, repasó los seis valores corporativos de la empresa —integridad, respeto, compromiso, responsabilidad, resiliencia y excelencia—, subrayando que estos principios solo tienen sentido si colocan a las personas por encima de las cosas. Advirtió que la dignidad humana corre riesgo cuando prima la arrogancia, la competencia desleal o la falta de aprecio hacia los colaboradores.

Franz también defendió la necesidad de no esconder la fe y las convicciones que guiaron a las primeras generaciones en el llamado “infierno verde” del Chaco. Para ilustrar la magnitud del desafío, citó al profeta Isaías: “Agranda el espacio de tu tienda; extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives. ¡No te limites!”, relacionando el crecimiento del proyecto con una visión de confianza en Dios y en el futuro.

En la parte final de su intervención, expresó su deseo de que, al igual que en la parábola del Evangelio de Mateo, el esfuerzo colectivo sea reconocido como “un buen trabajo, fiel y digno”. Acto seguido, invitó a los presentes a ponerse de pie para elevar una oración de bendición por la planta aceitera, pidiendo a Dios abundancia, sabiduría, seguridad y prosperidad justa, no solo para quienes trabajan en ella, sino también para la comunidad y el país.

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