Allí, trabajadoras provenientes de comunidades indígenas y zonas rurales de Mariscal Estigarribia son parte activa de esta transformación. Patricia Dávalos, de la comunidad Santa Teresita, lo resume con orgullo: “Me dedico a la albañilería: hago reparación, hormigones, pintura… un poco de todo. Es una experiencia que me enseña mucho y también me permite aportar desde mi lugar”. Hace diez meses forma parte del equipo del Consorcio del Pacífico, y su testimonio refleja el cambio que vive la zona.
A su lado, Angélica Cabañas ejerce como técnica en enfermería. Su labor es clave para el bienestar de los trabajadores: brinda atención diaria, coordina con el hospital local y se asegura de que la salud esté siempre presente en el campamento. “Es una tarea silenciosa pero vital”, aseguran sus compañeros.
En materia de seguridad laboral, el liderazgo también tiene rostro de mujer. La ingeniera Julieta Ortega es la encargada de prevenir riesgos en obra, realizar capacitaciones y velar por el cumplimiento de las normas. “Más allá de los protocolos, buscamos instalar una verdadera cultura del cuidado. Que la gente se sienta protegida mientras trabaja”, sostiene.
La mirada ambiental del proyecto está en manos de la ingeniera Silvia Larroza, responsable de implementar el plan de gestión ambiental. Supervisa permisos, controla residuos, realiza monitoreos de fauna y capacita al personal en prácticas sostenibles. “La obra avanza, pero también debe convivir en armonía con el entorno”, afirma.














Dejá tu comentario