El capellán Chávez Peralta relató este martes a RCC Radio que en la capital del primer departamento la experiencia comenzó con un servicio de peluquería brindado por profesionales externos de la ciudad, quienes donaron dos horas de su trabajo de manera voluntaria. En ese breve lapso, cerca de 100 personas privadas de libertad pudieron acceder a un corte de cabello, en una acción sencilla pero profundamente simbólica: recuperar la autoestima y el sentido de cuidado personal dentro de un contexto adverso.

La jornada continuó con un cine móvil, acompañado de un espacio de reflexión centrado en el perdón, y culminó con un festival artístico organizado junto al Departamento de Cultura de Concepción. Un violinista, un flautista y otros artistas ofrecieron un espectáculo que reunió a más de 600 internos, en lo que el capellán describió como “una fiesta total”, atravesada por mensajes de esperanza, Navidad y la posibilidad de vivir un día diferente aun tras las rejas.
El mismo programa solidario se replicará este martes en la penitenciaría de Emboscada Antigua, donde actualmente se encuentran alrededor de 1.700 internos. Allí, el equipo de capellanes trabaja de forma coordinada con personal penitenciario, voluntarios y representantes de distintas iglesias para desarrollar una nueva jornada festiva, en un ambiente que —según destacaron— se presenta tranquilo y receptivo.
Cada persona privada de libertad recibirá un kit alimentario que incluye leche, yerba, leche chocolatada, galletitas y huevo, además de un almuerzo a base de asado, preparado para ser distribuido pabellón por pabellón y celda por celda. Chávez Peralta agradeció especialmente a las empresas, cooperativas y empresarios que apoyan el proyecto, subrayando que “la siembra que hacen a favor del privado de libertad es realmente significativa”.

Más allá de la asistencia material, el valor central de la iniciativa radica en el clima generado dentro de establecimientos históricamente marcados por el hacinamiento y la dureza. “Hoy el ambiente es de alegría y gratitud. Los internos ya saben que cada fin de año solemos aparecer en las cárceles”, señaló el capellán, resaltando la importancia de la constancia y la presencia humana en contextos de extrema vulnerabilidad.
En un sistema penitenciario frecuentemente asociado a carencias y conflictos, estas acciones recuerdan que la reinserción y la dignidad también comienzan con gestos concretos, capaces de abrir una grieta de esperanza incluso en los muros más cerrados.














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