Uno de los principales expositores, el Dr. Alberto Mottessi, centró su mensaje en la dimensión profunda del poder del Espíritu Santo. Explicó que muchos creyentes aún no comprenden la magnitud de la promesa divina ni los recursos que esta encierra para la vida diaria.
Mottessi subrayó que el poder del Espíritu no se manifiesta únicamente en señales espectaculares, como “el viento, el trueno o el fuego”, sino, ante todo, en la transformación interior que permite al cristiano vivir de manera coherente con su fe.
“El poder del Espíritu Santo para testificar es, primero, el poder de una vida consistente, una vida santa que revele sin palabras la persona de Jesús”, afirmó. Añadió que una vida así, impregnada de la presencia divina, “manifiesta la gloria de Dios por donde camine”, convirtiéndose en el testimonio más elocuente para impactar al mundo.
En la misma línea, el pastor Emilio Agüero recordó que el propósito central de Dios para Sus hijos no es otorgarles éxito, fama ni logros visibles, sino formar en ellos el carácter de Cristo. “Nos centramos en codicias y carnalidades humanas, y poco en lo que Dios realmente quiere hacer con nosotros”, expresó.
Señaló que, una vez recibida la salvación, el proceso espiritual continúa con la transformación interior: “Algunos tendrán más exposición, recursos o multitudes, pero eso no nos hace más espirituales. Lo que el Señor quiere es formar el carácter de Cristo en nuestras vidas”.
Agüero instó a los asistentes a caminar con humildad y perseverancia, recordando que cada creyente avanza según la gracia que Dios le concede, y que el verdadero crecimiento espiritual se mide en semejanza a Cristo, no en resultados visibles.
El encuentro culminó con una profunda oración dirigida por el pastor Walter Neufeld, quien pidió a Dios fortaleza para enfrentar los desafíos presentes y futuros. Elevó una súplica para que el Espíritu Santo permita “atesorar en el corazón lo que viene de Dios” y que esa semilla produzca fruto abundante: “treinta, sesenta y hasta ciento por uno”. También clamó por cielos abiertos sobre el país y por un derramamiento renovado del Espíritu. La Décima Edición de Expo Ministerios cerró así con un claro mensaje: la renovación espiritual de la Iglesia comienza en la vida personal de cada creyente, mediante una fe vivida con coherencia, humildad y dependencia del Espíritu Santo.














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