Se llama Acuerdo Escazú, el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe.
De los 17 objetivos, los 6 primeros hacen un todo. Son los siguientes: 1) Fin de la pobreza 2) Hambre cero 3) Salud y bienestar 4) Educación de calidad 5) Igualdad de género y 6) Agua limpia y saneamiento.
Los dos primeros llevan títulos totalizantes.
¿A qué precio se erradica la pobreza? ¿A precio de subvención? ¿De la eliminación del propiedad privada?, ¿De convertir al Estado en un gran Robin Hood, sacando a los ricos y repartiendo a los pobres? ¿Y al acabarse los ricos?
El Acuerdo Escazú, es un fino diseño de reingeniería social y política, creado por la izquierda socialista marxista del Siglo XXI.
Los más interesados en esta “brillante solución”, son el Frente Guazú y sus murgas políticas. Los hay de todos los colores y tamaños.
Cuando se les pregunta por algún caso de éxito, orgullosos apuntan a la momificada Venezuela, “la defondada” Argentina, la preciosa Cuba hecha calabozo y la destrozada Chile.
Con justa razón lleva el nombre de Acuerdo Escazú, pues solo al estar malignamente embrujado, se podría desear meter al Paraguay bajo sus maléficas garras.
A propósito de brujas, no creo en su existencia, pero de que las hay, las hay.
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