Filadelfia, RCC.- Estas familias no cuentan con los servicios básicos de luz, agua, vivienda, salud y educación en condiciones dignas. Cuentan con un solo promotor de salud que asiste y brinda medicamentos en su domicilio particular, el hospital más cercano está a 80 kilómetros. Cuentan con un tajamar del que se sirven agua para consumo y uso cotidiano.

Emiliano Amarilla, líder de la aldea Martillo (una de las 7 aldeas que conforman 10 Leguas) comentó que ante la situación de sequía escasea bastante el agua, las familias no tienen otra salida que consumir agua no tratada.

Por su parte, Cacho Savedra, vicelíder de la aldea Karandilla destacó que en años anteriores sufrían mucho por la falta de agua sin embargo, desde hace poco gracias a la inversión de SENASA pudieron contar con un gran tajamar con base de carpa y tanque elevado que en esta época de sequía está salvando la situación y dispone de agua en buena cantidad.
Docentes de la zona de Neuland, con apoyo de otras personas solidarias visitan la comunidad cada cierto tiempo, asisten en lo que pueden para paliar las necesidades inmediatas, además de realizar un servicio misionero. Cada cierto periodo personal de blanco de forma solidaria se acerca hasta las aldeas a ofrecer asistencia a mujeres y niños.

El profesor Carlos Segovia reflexionó acerca de la importancia de implementar políticas de desarrollo sustentables que realmente ayuden a las aldeas a salir de ese letargo que sufren ante la falta de oportunidades y recursos.

«Vengo aquí cada fin de semana, visito a todas las aldeas, en todo el país hay necesidad pero acá faltan los servicios más básicos inclusive», mencionó el docente y misionero Abel Benítez, destacó que tienen un proyecto social desde la Iglesia Hermanos Menonitas de Neuland y Blumenthal que busca atender las necesidades de las familias vulnerables.

En el marco de ese proyecto, en la aldea Palo Blanco se está implementando una iniciativa de desarrollo sustentable como lo es la producción caprina, reunieron los fondos necesarios gracias a donaciones y cinco familias arrancaron con un finca comunitaria, con tajamar, tanque australiano y corral para ganado menor, que está teniendo resultados a base de trabajo.














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