El equipo técnico del Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) reveló que en la zafra 2025, la superficie destinada al cultivo de soja en el Chaco se redujo en aproximadamente 45.000 hectáreas en comparación con la campaña anterior. De acuerdo con el informe elaborado mediante herramientas de teledetección, se registraron unas 110.000 hectáreas de soja sembradas en esta campaña.
La principal razón de esta reducción sería la diversificación de cultivos por parte del productor chaqueño, motivado por factores como la baja de precios internacionales y las condiciones climáticas extremas —con años de sequía y otros con exceso de lluvias— que afectan directamente al rendimiento de la soja.
En este contexto, cultivos más rústicos como el sésamo, el algodón o el poroto mung han ganado terreno, especialmente en zonas como Mariscal Estigarribia. “El productor no dejó de hacer agricultura, simplemente apostó por rubros más resistentes y con mejor proyección en el corto plazo”, señalan desde INBIO.
A pesar de la disminución en superficie, los rendimientos obtenidos este año fueron alentadores. Se reportaron promedios de entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea, lo que podría incentivar a muchos agricultores a considerar nuevamente la soja para la próxima campaña.
Además, se observó un repunte en la rotación de cultivos y la implantación de pasturas, algo que fortalece la sostenibilidad del sistema agrícola chaqueño. “El Chaco es reflejo de la sostenibilidad en la agricultura paraguaya”, indicaron los técnicos.
Aunque la soja sigue siendo un cultivo con salida asegurada en el mercado, los agricultores deben considerar múltiples variables antes de decidir su plan de siembra. La diversificación, en este caso, aparece como una estrategia clave para mitigar riesgos y asegurar la viabilidad económica de las fincas.














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