Hugo Miguel Zalada Jara declaró que su propiedad lo adquirió del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) y son 3.144 hectáreas con 6692 metros cuadrados y en ese acto presentó copia autenticada del título de propiedad, igualmente conforme consta en la resolución de Instituto Forestal Nacional (Infona) n.° 495/2023 cuya copia autenticada adjuntó. También presentó la resolución del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) por el cual se aprobó el informe de auditoría de cumplimento del plan ambiental.
Agregó el declarante que “en dicho inmueble teníamos pensado realizar diferentes trabajos a los efectos que generó buena producción y ganancia dentro de lo establecido en las etapas previamente aprobada por el Infona, por tal motivo sería muy absurdo que yo como propietario, habiendo invertido en profesionales, documentaciones autorizaciones, abonado las tazas respectivas se me ocurra patear mi olla que era lo que el día de mañana me iba dar de comer y pagar mi cuenta con las ganancias que iba obtener”.
También declaró Hugo Sebastián Jara Aranda, quien igualmente negó todos los hechos que se le atribuyen. Explicó: “la propiedad la adquirí del Indert y son 3.208 hectáreas y en este acto presento copia autenticada del título de propiedad, igualmente conforme consta en la resolución de Infona n.° 495/2023 cuya copia autenticada presento. También adjunto la resolución del Mades por el cual se aprobó el informe de auditoría de cumplimento del plan ambiental”.
Declaró que en los días en que supuestamente se inició el incendio estuvo por la zona de Agua Dulce trabajando, “me enteré a través de los vecinos del lugar, específicamente el señor Cristian Vera, administrador de la estancia Las Marías, quien me informo que había fuego, fuera de la propiedad de mi vecino Hugo Zelada.
Jara Aranda dejó “constancia de que sus propiedades lindan con caminos vecinales y la propiedad de mi sobrino linda en el extremo sur que linda con picadas de acceso público, además en la zona existen comunidades indígenas y constantes movimientos de vehículos pertenecientes a ONG que operan en el Chaco y que en forma permanente molestan a los ganaderos”.