Miguel Ángel Jaime, residente y referente vecinal de la zona, describió este miércoles a RCC Radio que el escenario actual con una mezcla de alivio y cautela. Según Jaime, el agua fluye con fuerza por el canal principal, impulsada por las primeras lluvias de la temporada en las cuencas superiores.
Para la comunidad de Pozo Hondo este fenómeno es una «buena noticia» para despedir el año, especialmente por el beneficio directo que representa para los pescadores locales, quienes esperan la llegada de cardúmenes que dinamicen la economía de subsistencia en la zona.
Sin embargo, la alegría por el ingreso del agua está matizada por la preocupación técnica. Aunque por el momento no se han registrado desbordes, la velocidad y el volumen del agua que ingresa desde Bolivia obligan a monitorear minuto a minuto el comportamiento de las defensas costeras.

MUROS DE CONTENCIÓN: UN PARCHE ANTE LA INCERTIDUMBRE
Uno de los puntos más críticos señalados por los pobladores es el estado del muro de contención. Tras los problemas sufridos a inicios de año, se realizaron trabajos que los vecinos califican de «paliativos» o «parches». La preocupación radica en la falta de una compactación técnica adecuada y el uso de maquinaria insuficiente.
«El muro está deteriorado en varias partes. Se necesita maquinaria compactadora para sellar los agujeros de forma definitiva. Sin esa compactación, el agua filtra, debilita la estructura desde adentro y termina provocando el derrumbe», advirtió Jaime, subrayando que la actual «estabilidad» de las defensas es precaria y depende enteramente de que el caudal no supere los niveles previstos.
AISLAMIENTO VIAL: UN PELIGRO LATENTE
A la incertidumbre por el río se suma el deterioro crítico de los caminos. La comunidad denunció que las rutas que conectan con zonas clave como Pelícano se encuentran en condiciones deplorables. Según los testimonios, algunas intervenciones recientes resultaron contraproducentes, empeorando el barro y dificultando el tránsito de vehículos ligeros y pesados.
Este escenario genera un temor fundado ante posibles emergencias médicas. Con los caminos alternativos convertidos en tajamares intransitables y la ruta oceánica con poco uso, la comunidad se siente vulnerable. Un traslado de urgencia de una embarazada o una criatura en estado delicado podría convertirse en una tragedia si las lluvias continúan y los caminos no son reparados de inmediato tras el receso de fin de año.
EL LLAMADO A LAS AUTORIDADES
La comunidad de Pozo Hondo hace un llamado urgente tanto a la Gobernación como a la Comisión del Pilcomayo. El pedido es claro: el cese de los trabajos por las festividades no debe prolongarse ante una situación de crecida activa. Se requiere la presencia de maquinaria pesada no solo para el mantenimiento de los muros, sino para garantizar la conectividad vial de un pueblo que, año tras año, convive con la fuerza de un río tan generoso como peligroso.