Mientras los caminos desaparecen bajo el agua y el barro cierra sus accesos, en Tierra Adentro, una de las zonas más apartadas del Alto Paraguay, cinco escuelas volvieron a sentir el ruido del motor… pero esta vez desde el cielo. Un avión cargado con esperanza y alimentos rompió el silencio del aislamiento, trayendo consigo algo más que víveres: trajo compromiso y el mensaje claro de que a pesar de las adversidades los niños recibirán la alimentación que merecen.

Pese a la emergencia departamental declarada por las lluvias persistentes, más de 400 estudiantes de las Escuelas Básicas N° 2390 Monseñor Alejo Ovelar, N° 7270 María Auxiliadora, N° 5868 Dr. Andrés Rivarola Quierolo, N° 1277 Coronel Don Sansón Harrison y el Colegio Dr. Andrés Rivarola Quierolo continúan recibiendo su almuerzo diario. Para muchos niños/as, no se trata solo de comida: es el plato que sostiene su jornada, que les permite seguir aprendiendo, jugando y soñando.
El operativo fue posible gracias a la coordinación entre autoridades educativas, comunidades locales y la empresa Grupo Altair, responsable de la provisión de alimentos del programa Hambre Cero. Frente a la imposibilidad de llegar por tierra, Altair recurrió al transporte aéreo, organizando vuelos que sortearon distancias y obstáculos para llegar a estos rincones remotos del país.
Esta entrega, que podría parecer una simple operación logística, es en realidad un acto de resistencia contra la desigualdad geográfica y climática. Es también una prueba tangible de que cuando hay voluntad y compromiso incluso cuando la tierra se cierra, el país se abre paso desde el aire puede seguir propiciando que las futuras generaciones no solo tengan un futuro, sino un presente venidero.